Es orgulloso y tremendo,
más varonil que casi hombre,
se mueve por impulsos
y no me escucha jamás.
Cuando no está hace frío,
cuando está demasiado calor,
y yo, no sé si me resfrío,
o la simple gripe está matando
aquello que me estructura.
Calla cuando debería hablar,
y nunca te dice lo que quieres escuchar,
-¿será el viento?-
Igual sólo trata de ser él.